lunes, 26 de octubre de 2015

Déjà vu.

"Entré a mi habitación para por fin descansar de un largo y vacío día. Un inquilino estaba usando la única linea telefónica en la casa, ubicada en mi habitación, pero él tiene mi autorización para utilizarla y lo ignoré para poder descansar. Tomé asiento en mi cama y proseguí a retirar mis guantes negros y mi bata, las coloqué en una gaveta y me recosté, le deseé buenas noches al inquilino y cerré mi mente. 

Desperté después de tal vez unas 4 horas (es recurrente que despierte en diferentes horas de la madrugada y en la mayoría de las ocasiones bajo por un poco de agua pero estaba tan agotado que no decidí abrir ni siquiera los ojos). Escuchaba que el inquilino seguía usando el teléfono y fingía estar dormido para escuchar su conversación sin que él lo supiera. "¿De verdad quieres hacerlo?" "Yo no quiero que él muera" "Te ayudaré" fueron pocas palabras que escuché producidas por la voz de mi inquilino, no pude resistir más tiempo fingir estar despierto y sin darme cuenta, mis pensamientos se oscurecieron. Alguien cambió mi posición en la cama de una manera extremadamente brusca para poder verlo de frente y abrió mi pecho con un garfio...morí.

La volví a ver entrar por la puerta de mi casa, la misma mirada cruel, cerré mis ojos y morí.
La volví a ver entrar por la puerta de mi casa, la misma mirada cruel, cerré mis ojos y morí.

Ésta es la cuarta ocasión y sé que algo no es correcto. Me encuentro en el mismo lugar, en las escaleras, admirando el fruto de mi trabajo y escucho el sonido del timbre de mi casa, una de mis inquilinas abre la puerta y una joven de aproximadamente 17 años cae sobre los brazos de mi inquilina, sucia, empapada por las fuertes lluvias y gritando de dolor, reúne sus últimas fuerzas para verme directo a los ojos de la manera más cruel posible y yo le respondo elevando mi mentón. Mi inquilina, muy preocupada, con su corazón tan protector, lleva a esta jovencita al baño pero antes la sitúa en un sillón y busca una vela para poder iluminar su camino.

Doy mi último recorrido por los cuartos y todo parece normal, sólo vi un grupo de mujeres divirtiéndose en su habitación escuchando música, con muchos estimulantes y les cerré la puerta para que nadie las molestara. Solté una carcajada antes de dirigirme a mi habitación.
Cuando entré volví a ver a mi inquilino hablando por teléfono pero esta vez lo saludé y sin que se diera cuenta tomé mi garfio. Ya no le dije nada y me acosté escuchando su conversación pero me quedé dormido al mismo tiempo que las otras veces; tal vez eso no se puede cambiar. Desperté después de 4 horas, escuché las mismas frases venir de él pero ahora no cerré mi mente, obligué a mis ojos a mantenerse abiertos, y esperaba a esa estúpida joven entrar a mi recámara para poder cambiarlo todo.

Finalmente entró, saltó a mi cama y me volteó de la misma brusca manera pero esta vez, atravesé su boca con mi garfio y la arrojé al suelo, la vi tratar de gritar y luchar pero después de unos segundos dejó de respirar; fue un deleite poder ver su sangre derramarse por su boca, lentamente sobre el suelo de mi habitación.


Todo cambió." .-El Doctor

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