lunes, 26 de octubre de 2015

Adiós de color azul.

Observaba el cielo muy cerca de mí, parecía el techo de mi habitación, y la paz de las alturas me mantuvo sin pensamientos por mucho tiempo, hasta que tuve que olvidar cómo ver el cielo, a causa del sonido agudo y envolvente de una trompeta. Recibí de manera negativa este sonido y quería ignorarlo para seguir disfrutando, pero por alguna razón, por algo establecido pero no reglamentario, tuve que levantarme y hacer cualquier cosa que esta trompeta me ordenara y deseara; lo absurdo y ridículo no empiezan a describir lo patético que eran las peticiones de la trompeta; hasta las notas más altas e incluso las repetitivas escalas convencían a mi mente a cumplir. 

Tuve una oportunidad de no hacer nada o hacer lo que sea, podía crear otro universo, una nueva religión o hasta una utopía para que por fin la humanidad viviera en paz y armonía, pero preferí descansar, aunque fuera sólo un poco, de mi caótica vida artificial. Tomé asiento y busqué la manera de tener una agradable plática con una nueva persona igual a los demás. 
Estoy un poco harto de de hablar con personas diferentes a todos pero iguales a mí. 
Encontré a esta persona que tanto me imaginaba y empezamos a platicar sobre su nuevo hogar, sobre los nuevos recuerdos que ella está creando y de lo asquerosa que mi nueva vida es en estos momentos. Por unos minutos mi vida no fue tan asquerosa y me di cuenta de que esta persona y yo somos similares.

          "______: TODOS SOMOS IGUALES”

Seguimos platicando por más tiempo y yo le contestaba, ella respondía y yo también lo hacía, mi imaginación transformaba las palabras escritas, a su voz, y tranquilizaba mis oídos después de agonizar por las notas agudas que la trompeta alcanzaba y que yo escuchaba. Las posibles sonrisas que ella pudo crear y su posible blanca mirada al ver mis palabras, hacían que mis sueños bailaran suavemente con una técnica impecable, su manera de aceptarme, hizo que mis ojos se cerraran creando unas viejas arrugas en los extremos, que mis labios se estiraran y que mis pulmones disminuyeran en tamaño. La mirada fuerte, agresiva como un tigre y orgullosa como un águila, de esta persona, y el cielo que alcanzaba cuando daba un salto en mi cama, mantenían a un sentimiento seguir sintiendo hasta que yo pudiera observar todo lo que ella es, todo lo que su mente y cabello pueden comunicar a las personas y todo lo que pudiera descubrir si pasáramos cualquier cantidad de tiempo juntos.

Me encantaría observar la combinación de sus ojos y su sonrisa pero lo único que puedo hacer por ahora, es verla y dejar a mi imaginación hacer lo que me hace mejor (no es imaginar). También quisiera hablar seguido con esta persona pero una serie de líneas impiden que coincida el momento en el que dormimos. 


A veces, hablar con alguien nuevo es bonito.


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