jueves, 3 de marzo de 2016

Hemisferio izquierdo.

Quiero darte un fuerte abrazo cada que te veo de espalda, un abrazo tan fuerte, que después de la sorpresa causada por la agitación, veas mi rostro y te enojes conmigo, pero sé que ese enfado tendrá cariño consigo, sé que me sostendrás aun más fuerte y si la ocasión lo permite, hasta decidas darme un beso; yo querré más de tus labios y entonces te daré otro beso, otro más, muchísimos más, sólo pararé hasta que tu creas absurdo mi cariño y emoción.

Cuando veo tu sonrisa, cuando escucho tu risa, me deslumbra tu rostro. Siento a tu lado, lo mismo que siento al caminar por la playa: la brisa del mar, es tu perfectamente cuidado cabello largo que llega hasta tu cintura, la luz del faro, es el resplandor de tu rostro cada que me miras directamente a los ojos esperando algún tipo de respuesta verbal de mi parte. Cada que me tropiezo durante mi camino, es el sarcasmo con el que me atacas durante clases, al pestañear, imitas el movimiento elegante de las olas y el dolor de mis pies por los kilómetros recorridos, no importa, no es nada para mí, como el dolor que abre una grieta cada vez más profunda en mi pecho cada que te veo de reojo, sentada, queriendo solamente admirarte todas las horas pero tener que mirar hacia el frente, tener que ignorarte, porque el miedo de un mismo rechazo se presenta cada vez que al menos te imagino.

Imagino todo lo anterior y cada que lo hago, mi mente me da una bofetada de realismo para que me dé cuenta que lo único que estoy haciendo es imaginarme cosas, invertarlas, hacerme creer que serán reales. Igual cuando sueño, sueño con un amor sincero e inocente; al despertar, normalmente confundo la realidad con los sueños, pero cuando se trata de ti, me decepciono porque ni siquiera llego a pensar que tal vez mi sueño pudo haber pasado de verdad.

Seguiré prestando atención. Quel che sarà sarà.

⫷⟑ℵ⟒⋮⋮⨣⨢⦘ℵ⫸

No hay comentarios:

Publicar un comentario