miércoles, 6 de abril de 2016

¿Te acuerdas?

Hoy recordé que yo estuve enamorado de ti...nunca lo he dejado de estar, pero no hablaré sobre mi presente, hablaré de mi pasado, con detalle, con lindo detalle.

Llegué a la fiesta de mis amigas, unos típicos quince años, extra típicos, mis amigos hicieron una pequeña mofa de mi vestimenta: camisa morada, pantalón formal y zapatos negros; para mí era algo normal, pero para ellos, era como si fuese un extraño y fuera de lugar adulto, y nos sentamos para esperar a que empezara el festejo. Yo, estaba tranquilo, como cualquier otro pinche día, convivía con mis amigos, risas, comida desagradable que sólo a la gente adulta le gusta, sentimientos incómodos por no saber qué hacer en una fiesta y pues, posar para fotos.

En un momento sin sentido te vi: vestido negro, corto (no mucho, pero sí lo bastante para mostrar al mundo tus piernas, presumirlas), con una franja blanca a la altura del busto, cubriéndolo, dejando muy poco a la vista la cascada que se forma por su hermosa cercanía. Tu cabello suelto, tu hermoso cabello castaño, ondulado, todo hacia un lado; tal vez no lo sepas o al menos no lo hacías en ese momento, pero me encanta cuando las mujeres hacen eso, destroza por completo mi capacidad de razonar. Tus labios, dos perfectas masas rosa claro, no muy delgadas pero muy cuidadosamente delineadas, resultado de los cromosomas de tus padres. Tus labios portaban cortinas rojas. Qué rojo. Rojo como una fresa, aunque las deteste, como una señal de "pare" (la única que no quiero obedecer), un rojo como la sangre, no del mismo color, pero sí tiene esa cualidad de autenticidad, que viene de tu cuerpo, que si cortas horizontalmente tu garganta, saldrá fuerte, salpicando las paredes. Tus ojos (esto es lo último que describiré de ti, lo prometo) los vi con mucho detalle, cafés, sin mucho maquillaje (ventaja, nunca has usado ni necesitado cantidades mayores de maquillaje).

No llevaba mis lentes esa noche. Te puedo describir de esta manera, con estas palabras, con tanta memoria, a pesar de haberte visto borroso. Ya lo sabes, pero el mundo no: todo lo que veía era borroso, parcialmente oscuro o con luces de color pero podía verte caminar con tacones, ese porte. Subí mi mirada que inició en tus tobillos, hasta tus rodillas (hasta me enamoré en ese segundo de tus arrugas que se forman en las rodillas cuando se estiran completamente), escalé más, de manera curva, por tus nalgas hasta tu espalda, después di un salto a la izquierda: mis pensamientos empezaron a babear por tus enormes pechos (perdón por ser calificativo pero enserio son hermosos), bajé a tu abdomen, con una ligera sobresaliencia tierna, y volví a subir; no me molestó para nada desplazar mi vista más de lo habitual. Como último acto de este hermoso corto cuento (que eso parece): tus ojos, tus labios, tus cejas, tus orejas, tu frente, tu cabellera, tu nariz, tus pestañas, tus mejillas ¡Carajo! Todo tu rostro.

Había dicho que tus ojos eran lo último que describiría, lo prometí. Lo siento.

Después de verte por primera vez le expresé todo esto a mi mejor amiga pero con gestos descontrolados con mis manos y brazos, onomatopeyas creadas en segundos y muchos: "es perfecta". Ella creyó conocerte; imagina mi deseo por conocerte cuando dijo eso y cuando se acercó a ti a saludar y tú sí la saludaste; fui como una niña de 9 años en concierto de estrella pop manipulada por los medios; pésima comparación, lo siento, pero sí me emocioné muchísimo.

Lo primero que me propuso mi mejor amiga fue que te invitara a bailar...no sé bailar, entonces fue una idea que descarté (pendejamente) y tampoco quise acercarme a ti para iniciar una plática porque había otro chico contigo en la fiesta.
Ya después ella me dijo que él era súper molesto, que ojalá me hubiera acercado (estúpido).

Me fui de la fiesta, aburrido, cansado, enamorado y decepcionado de mí mismo, pero no podía dejar de pensar en ti, en todo lo que acabo de escribir.

Platiqué un poco con mi mejor amiga de lo obsesionado que me volví por ti en menos de 5 horas y me sugirió que te buscara por internet. Lo hize, te encontré. Cuando quise saludarte parecía que estaba en la primaria apunto de participar en un concurso de deletreo: no sabía qué decirte, cómo decir algo que no tenía en mente y tenía miedo de lo que dirías como respuesta. Todo esto con mi mejor amiga al paralelo, al tanto de cualquier cosa que pasaba y pensaba.

Sólo mandé "hola" y una carita feliz. También me respondiste con un "hola". No sé cómo reaccionaste al ver un mensaje de un extraño que te observó durante largos periodos de tiempo en la fiesta pero después me confesaste que tú también me observabas. Tal vez no fue tan extraño mi mensaje. 

Y nos conocimos.

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